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elserlhuce

La llave de la buena vida 

Las personas que se impostan creen que pueden compensar el amor que no sienten hacia sí mismas logrando que otros las amen gracias a su camuflaje.


Se inventan un personaje con la esperanza de que serán más reconocidas y de que con el amor del otro les irá mejor. Pero, en el fondo, el problema persiste, y ese problema es la falta de amor a sí mismas.


Ojalá la educación familiar y social incorporara una aceptación más grande del ser genuino y espontáneo de cada uno; ojalá no exigiera que el alma de los niños tuviera que adaptarse a modelos culturales sin corazón o de mercado sin fraternidad; ojalá no sedujera a muchos con el tentador anzuelo de ser lo que no son, hasta tal punto que a menudo se falsean no sólo ante el mundo, sino también ante sí mismos.


Como expresaba Pessoa:


«El poeta es un fingidor. Finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente».


En el intrincado teatro de nuestra personalidad, corremos el riesgo de tomarlo todo como ficción, de encerrarnos en un complejo laberinto de rostros superficiales y perder de vista nuestra honda autenticidad.


Joan Garriga

Del libro "La llave de la buena vida"


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